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Whatsapp es el Mal

En La gran aventura de Pérez, Lifestyle 31 diciembre, 2014

Pérez

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Desinstala Whatsapp, no dudes más. Cuando creías que 2014 no podía ser peor, alguien te incluye en otro grupo de Whatsapp en el que no quieres estar, con personas que no te caen bien, que chatearán de cosas que no te importan a horas en las que no sabías que podías tener ganas de matar.

Antes de instalar Whatsapp debería saltar una advertencia con una decarguita así, una cosa bien, en la entrepierna, tipo En el pecado lleva la penitencia, para que pensáramos dos veces si queremos instalarla. Porque Whatsapp es el Mal. Hace que pierdas tu fe en el progreso y la evolución humana, aumenta tu estrés, despierta tus ganas de matar y, lo que es peor, desalinea tus chacras y te deja los biorritmos para el arrastre. A poco que te descuides, todo lo bueno que puedas decir sobre el Whatsapp se convierte en una pesadilla.

¡Qué guay, ahora es tan barato comunicarse con todo el mundo! Oh, sí, espera. Porque tú no, claro, tú tienes claro lo que significa comunicación y utilizas Whatsapp para decir cosas necesarias y pertinentes, pero hay quien dice «comunicarse» cuando quiere decir «enviar fotos pseudograciosas y textos escritos por un orco con guantes, borracho hasta las trancas, ignorar preguntas concretas como ¿dónde hemos quedado?, cotillear en privado lo que los demás dicen en grupo o chatear con la rubia que has conocido en Tinder mientras tu mujer ha ido a por los niños».

Enviar fotos del pequeño Nicolás en la última cena y unos JAJAJA a todos tus contactos no es «comunicarse», no te equivoques. No es gracioso. Y no es necesario. Cotillear está feo. Y pegársela a tu mujer, también.

Y luego está lo de que es con «todo el mundo». Todo el mundo. ¿A qué mente infradesarrollada se le ha ocurrido que cualquiera que tenga la aplicación del demonio y tu móvil guardado en la agenda de contactos pueda enviarte vídeos de monos despulgándose? ¿Por qué tengo que recibir un vídeo de monos con gorro de Papá Noel despulgándose, del señor que vino un día a reparar el aire acondicionado? ¿Pero esto qué es?

Y los grupos. Los grupos. Me imagino a los desarrolladores de Whatsapp en sus sótanos, después de trabajar ochenta y seis horas seguidas para dejarlo todo niquelao, mirando la pantalla con los ojos inyectados en sangre y diciendo «y ahora vamos a permitir a todos los pringaos que se instalen la m**rd* esta, que se puedan incluir unos a otros en grupos de personas que igual ni se conocen Y QUE SE J*D*N. Panda de ratas.»

No te instales Whatsapp. Es el azote de Dios redondito y de color verde. Acabará con tu paciencia, odiarás a tus amigos y destruirá tu matrimonio. Y, si no, al tiempo.

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